8.8.08

EL GRAN COCODRILO GIGANTE

¿Tiene la ciencia un objetivo? ¿El conocimiento? ¿El conocimiento científico? Podríamos decir que su objetivo es el conocimiento, porque hablar de conocimiento científico excede del mero propósito y alude a los medios empleados; el conocimiento científico es, simplemente, el conocimiento que se adquiere conforme al método científico.

Naturalmente ese no es un objetivo privativo de la ciencia. La religión, la mitología, la poesía… también buscan el conocimiento, aunque sus métodos difieren del científico y no son, en medida alguna, menos válidos que éste.

Podemos pensar que la religión o la poesía no ofrecen demasiadas garantías científicas, algo normal porque tampoco emplean un método científico. Podemos pensar que la religión o la poesía proporcionan un conocimiento insuficiente, incompleto, pero tampoco la ciencia es capaz de proporcionar una respuesta sin fisuras a los acontecimientos del universo y, por tanto, el conocimiento científico se convierte también en una cuestión de fe. La ciencia crece sobre hipótesis, que la misma ciencia presenta como única forma válida de conocimiento y, más a menudo de lo que nos gustaría, como auténticas tesis.

Alguien podría decir que la ciencia proporciona un conocimiento que se puede comprobar. Sabemos que una piedra lanzada al aire vuelve a caer a tierra por efecto de la gravedad pero nadie puede constatar que el Gran Cocodrilo Gigante de Nueva Caledonia haya sido el auténtico creador del universo y, en consecuencia, pensamos que las tesis científicas muestran un conocimiento del universo mucho más fiable que las chaladuras de un brujo. Sin embargo, la ciencia no puede dar respuestas a todas las preguntas, ni está en condiciones de someter cualquier fenómeno a las reglas que el método científico marca para la investigación… Se empeña en asegurarnos que lo estará pero eso, como digo, entra dentro del terreno de la creencia.

Cabría decir que existe una Ciencia Auténtica y una Ciencia Institucional. La primera sería consciente de sus limitaciones y discreta en sus postulados; la segunda, que es la que habitualmente conocemos los mortales, sería la que está embebida de soberbia y se presenta como única depositaria de la verdad. La primera sería la ciencia esencial, desprovista de vicios; la segunda sería la ciencia adulterada…

La Ciencia Auténtica sería, pues, limitada, en cuanto que no puede ofrecernos todas las respuestas a todas las preguntas que nos hacemos. Desprovista de engreimiento, sería consciente de las limitaciones que su método impone al conocimiento. Esa ciencia no puede ofrecer, por ejemplo, una explicación completa al origen del universo por mucho que lo pretenda. No tiene un Gran Cocodrilo Gigante, no tiene una explicación alucinada pero completa y nunca podría satisfacer las aspiraciones de un aborigen desconocedor de Descartes.

La Ciencia Institucional padece las mismas limitaciones que la Auténtica pero, al contrario que ésta, anda empeñada en convencernos (a los mortales) de sus infinitas posibilidades de conocimiento. Es la ciencia depositaria de la Verdad, y cuenta con un sólido entramado constitucional para hacerla valer ¡Estamos más cerca de conocer los secretos del universo! Esta es la ciencia que mayormente se difunde, ante la afonía de los Científicos Auténticos.

La Ciencia Institucional actúa como una suerte de religión, pues también ofrece una solución completa, bien que se da para ello un largo plazo. Naturalmente se ve obligada a traicionar su propio método y a transgredir las reglas de la buena ciencia, cosa que no le importa demasiado cuando en el otro lado de la balanza está el fortalecimiento de su poder institucional, político… Y los científicos Auténticos siguen afónicos porque, al fin y al cabo, todo es poder para la ciencia, y unos kilos de subvenciones para investigaciones honradas bien pueden servir para hacernos olvidar qué degenerada forma de comportamiento (la de la Ciencia Institucional) sirvió para obtenerlos.

No son cosas de la prensa, o de la falsa ciencia vendida al poder político, sino de toda la Ciencia, la que hace y la que consiente.

Resulta muy fácil hacer una oda a las virtudes de la Ciencia si, ante lo incoveniente de la Ciencia, nos apresuramos a decir que eso son cosas de la prensa y de su forma de ganar titulares, o de los políticos, que no tienen nada que ver con la Ciencia Auténtica. Pero de igual manera podríamos decir que nada dijo el Gran Cocodrilo Gigante de arrancarles los cataplines a algunos vecinos cada primavera y tirarlos al río para asegurar así el ciclo de la vida. Yo creo ciertamente que ni la Ciencia Auténtica tiene culpa de los documentales que grabe Al Gore ni el Gran Cocodrilo es responsable de las castraciones de ningún vecino, por muy bien que las criadillas le sienten como desayuno a sus apóstoles en la tierra, es decir, los cocodrilos de carne y hueso.

El Gran Cocodrilo cumple su función: proporciona a los vecinos toda la información que necesitan sobre el origen del mundo, y les permite ocupar sus vidas en cuestiones más gratificantes y útiles para su vida en comunidad. La Ciencia Auténtica también cumple la suya, cual es el conocimiento de los objetos que son susceptibles de un análisis científico (que no todos lo son). Ni uno ni otra son culpables de que las instituciones hayan degenerado su esencia. O, en otro caso, si lo son, tanto lo debería ser el cocodrilo por los actos de un brujo corrompido como la ciencia por los de una institución científica igualmente corrupta.

Si la ciencia pretende poder conocer la Verdad, yo pienso que sus posibilidades de conocimiento son finitas, y el universo no, y, entonces, la del Cocodrilo me parece una explicación tan satisfactoria para el origen del universo como cualquier otra que no crea demasiado en sí misma. Muy adecuada para no perder el tiempo en propósitos imposibles. Si he de elegir entre la Ciencia Institucional y el Cocodrilo, me quedo con el Cocodrilo.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que es realmente importante "el conocimiento"? Solo hay un terreno que me parece digno de admiración: la medicina.
Besos

ismo dijo...

Yo diría que sí, que es importante. Al menos es divertido, porque sacia nuestra curiosidad. Creo que prefiero adquirirlo que tenerlo, pero tenerlo es importante para poder seguir adquiriéndolo... ¡Vaya preguntitas me haces! A través del conocimiento intimas con lo que te rodea, así que parece también una buena excusa para querer todo eso que te rodea.

En cuanto a la medicina, me parece difícil admirarla sin admirar a la vez a otras ciencias de las que es deudora: la química, la física, la biología, la informática,... Personalmente la medicina me escama en cuanto que, como mucha gente, a veces me siento esclavo de ella. En cierto modo es como una religión que alimenta nuestros miedos (al dolor, a la muerte). Pero ¡qué diablos! luego descorcharías litros de champán a la salud de la medicina cuando ves cómo saca adelante a ese prematuro transparente, o cómo trepana y extrae del interior de un cerebro esa célula maligna.

Lo que siempre procuro evitar es cenar con médicos.

malatesta dijo...

Es que la ciencia no puede conjeturar sobre lo que no puede comprobar de alguna forma. Porque entonces no es ciencia, sino en todo caso filosofía.
Por cierto que he echado en falta en tu exposición (impecable por otra parte) una mención a ese otro tipo de conocimiento, la filosofía. A diferencia de la ciencia, la filosofía no puede adquirirse de otros ya elaborada. Si quieres seguir el pensamiento de otros filósofos bueno, pero tendrás que seguir todos sus pasos, no conformarte con el resultado final de su exposición. Es personal, a diferencia de la ciencia que puede considerarse colectiva. Hay una comunidad de científicos que acuerda lo que es más válido en cada momento, pero no suele haber consenso entre filósofos, sino más bien dialéctica.
Si quieres protegerte de las maldades de la ciencia institucional (y naturalmente, de los mitos), usa la filosofía. Hay hasta una rama, la filosofía de la ciencia (Popper, Khun...), especializada en estudiarla y evitar en lo posible que se salga del tiesto. De hecho, esto que has escrito hoy podría considerarse un poco de filosofía de la ciencia, :).

Lansky dijo...

La medicina es la peor elección; primero, porque no es una ciencia sino una mezcla de lo que hoy se llama una técnica y un arte ("techne" de los griegos); segundo, por su afán entrometido de medicalizar la sociedad y de culpabilizar al enfermo con la obligatoriedad de estar sano.

La filosofía hace décadas que perdió el barco y el rumbo. Hoy la filosofía está en otra parte, como en la física unificada, aunque algunos se reclamen cabalmente cultos porque conocen a un cantamañanas como Heidegger e ignoren todo de un esencial como Godel o Heisemberg. Y Popper, pretendido epistemólogo (filósofo del conocimiento y por ende de la ciencia) es un mamarracho desacreditado tiiempo ha.

Disiento de tí, Ismo, en unas cuantas cosas esenciales y concuerdo en otras, para eso este es tu blog y yo una simple visita.

ismo dijo...

Malatesta, no sé si puedo pensar que la filosofía es personal porque, igual que la ciencia, está institucionalizada. En cualquier caso, no soy lector de filosofía y no tengo muy claro cómo se desarrolla esa disciplina.

Lanski, ya me imagino. No te quedes con ganas de disentir aunque sea mi blog. Yo sólo prometo defenderme como gato panza arriba, así que todo depende de la paciencia que tengas.

Lansky dijo...

Ento al trapo sólo un poquito

Efectivamente, ismo, no se puede demostrar que el Gran cocodrilo NO es el creador del Uinverso, como no se puede demostrar que yo no sea capaz de ver y comunicarme con los muertos o que en un planeta de Sirio no hay habitantes racionales de cinco extremidades. ¿Por qué? Porque planteas algo muy interesante: la ciencia no es tanto el "arte" de dar respuestas como el de hacerse las preguntas adecuadas. La del cocodrilo, los muertos y Sirio no son adecuadas, ¿por qué? Permíteme una mínima tautología: precisamente porque no se pueden responder. Así pues, la ciencia es el arte de plantearse preguntas que pueden en ese momento ser respondidas y encajadas en un "corpus" establecido, si al responderlas no encajan entonces se modifica ese corpus (p. ej. con la evolución por selección natural que esplica los fósiles de forma distinta y más adecuada que la de geólogos anteriores)

Totalmente de acuerdo en la no exclusividad de la ciencia como forma de conocimiento, sobre todo de la poesía, que para mí es el arte de la intuición.

malatesta dijo...

La filosofía perdió campo, porque la ciencia fue respondiendo muchas cuestiones que antes eran metafísicas. De ahí a que haya perdido el rumbo va un trecho. Siempre quedarán cosas fuera del alcance de la ciencia sobre las que se pueda intentar razonar.
Y eso de que Popper fuera un mamarracho... a mi profe de filosofía de 3º de BUP le hubiera dado un síncope si lo lee.

ismo dijo...

Estoy de acuerdo con lo que dices pero, en defensa de la teoría del Cocodrilo, apunto que, en realidad, a mi me parece una forma de ahorrarse preguntas. Tener un Gran Cocodrilo resulta muy útil para no tener que dar ninguna otra explicación a lo que, en último término, parece inexplicable. En el fondo, el Gran Cocodrilo es poesía, o la intuición de que hay cosas que no es posible explicar.

Por ejemplo, yo pienso que es imposible conocer todos los entresijos de la vida. Puedes completar los huecos con un Dios y una religión católica, y resultará un intento patético si excede lo que es estrictamente la fe (e incluso la fe te puede resultar algo bastante absurdo). Puedes pensar que la ciencia descubrirá todos los misterios del universo... yo no lo creo posible. Y puedes inventar un Dios, un Cocodrilo, que es expresión de esa imposibilidad. Tener un Cocodrilo no es tanto una cuestión de fe en un ser superior como un reconocimiento de las propias limitaciones.

Ante esto alguien podría decirme que el Cocodrilo no es un verdadero Dios, o que resulta increíble que alguien invente un Dios y no invente un sistema religioso que lo ampare. Yo creo que es posible que alguien lo haga sólo para ahorrarse preguntas, y no lo sostenga institucionalmente. SEría, en defintiva, un Dios (algo extraño) inventado para salvarnos de los interrogantes de la fe y de la ciencia, que nos diría: "Ocúpate de tus patatas y no pierdas tu tiempo haciéndote preguntas y otras preguntas que nunca tendrán respuesta".

Obviamente estoy pensando que la ciencia no sólo se pregunta lo que tiene respuesta sino que esas preguntas son sólo un paso para un ansia de conocimiento que va más allá.

La religión asegura tener todas las respuestas pero, en cierto modo, no sé si me equivoco al percibirlo así, la ciencia asegura que, algún día, también las tendrá.

ismo dijo...

A Popper no le conozco. Si su apellido guarda alguna relación con aquel pegamento que se inhalaba como droga barata, no quiero ni pensar qué ideas pudieran pasarle por la cabeza.

zwingenstein dijo...

Ante la ausencia de conocimiento, una metáfora acertada puede ser bastante útil, el Cocodrilo no está mal pero las hay mejores

ismo dijo...

Estaré encantado con cualquier chaladura mitológica que nos quieras contar, no te cortes.

Lansky dijo...

Malatesta:

Un profe de filosofía es probablemente una de las personas más lejanas de un verdadero filósofo, así que bien. La primera parte de lo que dices concuerda con mi idea: pasar de la metafísica a la física; la segunda, no. La filosofía ha perdido el rumbo, porque se ha vuelto endogámica, una mera "historia" de la filosofía, no filosofía, en la que se glosan a otros anteriores, pero sus métodos ya no concuerdad con la busqueda de conocimiento que ahora está en manos de otros, como los científicos y los poetas. La falsabilidad de Popper se conoce desde el siglo XVIII al menos, si no desde los presocráticos, pero reconozco que su idea de La Sociedad Abierta, que duda de toda autoridad, incluida la científica, es interesante aunque simplona.

XuanRata dijo...

Excelente acercamiento al tema y atinadísimos comentarios.

Solo un apunte. Suele aludirse a la imposibilidad de la ciencia para dar cuenta del origen del universo como prueba de sus limitaciones. Creo que fue Bertrand Rusell quien dijo que aunque todo tengamos madre eso no implica que la Humanidad en su conjunto haya de tener madre también. Vamos, que una cosa es que todo tenga una causa y otra bien distinta es que haya una causa del todo.
Y efectivamente, esto no es ciencia sino filosofía de la ciencia, es decir, una rama de la filosofía que, como es bien sabido, es a su vez una rama de la literatura.

rocio prima dijo...

¿Que es ciencia institucional?. Si es la que se hace en instituciones al efecto como la Universidad y el CSIC, en estos centros se hace verdadera ciencia, que se publica con todas las garantias posibles de calidad en revistas especializadas. Los que la hacen son perfectamente conscientes de las limitaciones de la ciencia, de lo que se puede y no conocer con el método científico, y de la provisionalidad de lo que se sabe.

Si la ciencia institucional es la que se publica en periodicos y revistas generales, eso no es ciencia, es divulgación científica. Y la divulgación puede ser buena o mala. La actual es nefasta. Nos presenta la ciencia como fuente de verdades absolutas y fuente de todo saber, cuando no es así. Y no hablemos de los contenidos.... He leido disparates que ponen los pelos de punta.

Mas que demonizar a la pobre ciencia deberíamos exigir información veraz y sin manipulaciones, pero me temo que eso es pedir peras al olmo. Yo para empezar he tirado la tele a la basura, y creo que voy a dejar de comprar periodicos. Lo malo es que, ¿Donde me informo?