29.5.09

EN EL FANGO

Digo yo que si tuviese la mala suerte de ser nombrado presidente de una mesa, o de una silla, o interventor de apoyabrazos en las próximas elecciones europeas, el cargo me daría derecho a acudir a mi colegio electoral en coche oficial, o en un helicóptero guapo, con altavoces enganchados en los patines y Wagner a toda castaña. Y a un bocata, claro.

Esa parece ser la teoría mantenida unánimente por nuestros políticos, según creo: que los ciudadanos les paguemos la gasolina.

Para inversión tan razonable ya de por si, nuestra clase política esgrime otra justificación de peso, a saber: que la seguridad de nuestros políticos merece un dispendio extraordinario por nuestra parte.

Resumiendo, y fuera bromas, parece que nuestra clase política sigue sin tener demasiado clara la diferencia entre servicio público y servicio particular o, dicho de manera menos conceptual, no entiende que no es lo mismo acudir a un mitín del propio partido que a un acto institucional del gobierno, o que no es lo mismo ir a misa los domingos que acudir a las sesiones parlamentarias. Esa misma diferencia entre lo particular y lo público es la que explica, por ejemplo, que ZP deba dar explicaciones sobre sus actividades en el G-20 pero no tenga ninguna obligación de grabar en video para el Parlamento los polvetes que echa con Sonsoles.

Más allá todavía, nuestros políticos, al parecer, se creen insustituibles y son, desde luego, poco propensos a los sacrificios que exige su representación. Sólo así se entiende que su seguridad sea una cuestión tan principal que exija de los ciudadanos un chorreo constante de dinero para el mantenimiento de coches blindados, transportes aéreos, escoltas, policías, etc., necesarios tanto en su actividad pública como, por irradiación, en su actividad privada o la de sus familias y conocidos. Es cierto que esta gente tiene cierto riesgo de sufrir atentados terroristas, pero dejémonos de coñas: muere mucha más gente en la calle. Incluso si hablamos de terrorismo, nadie lo ha sufrido más que la población civil... seguramente porque para los terroristas es más fácil atentar contra civiles desprotegidos que contra políticos insustituibles. Así ¿Por qué diablos tengo que pagarles un coche blindado? ¿Por qué no es invierte en seguridad para aeropuertos y estaciones lo que se gasta en el coche blindado de un soplapollas archiprotegido?

La cuestión puede parecer baladí, y el propio régimen se ocupa de convencernos de ello ya que, a pesar de que éstas son cuestiones calientes de la campaña, nadie tiene la sensación de que de ello se vayan a derivar responsabilidades de algún tipo, al menos (¿Qué menos?) políticas. Es el colmo de la desfachatez: unos y otros se acusan del abuso de los transportes oficiales, pero nadie rectifica, y a nadie se castiga.

De poco sirve decirlo, pero da gusto: nuestros políticos son unos mierdas que se sirven de nuestro dinero para darse la vida padre y para servir su interés, que no el común. Y lo digo generalizando y particularizando, por los que rapiñan, por los que consienten y, sobre todo, por los que nos convencen de que toda esa basura es democrática.

[Edito para borrar los insultos. Al fin y al cabo, la madre de cualquier político no tiene culpa de nada. Bastante tiene con que el hijo le haya salido así].

6 comentarios:

dregenwar dijo...

politicos corruptos, jueces que se pasan la ley por el forro de los cojones, periodistas untados,...

dicen que el ciudadano no se interesa por estas elecciones. madre mia, aqui lo que les preocupa (a los politicos) es la puta pegatina de CAT en las matriculas, a los sociatas que tengamos cuidado con la derecha, el PP tan perdido como siempre pidiendo la dimision de zapatero,... en serio que me gustaria votar en estas elecciones (sinceramente pienso que el futuro de todos pasa por una europa mas unida, solidaria y fuerte), pero no hay por donde cogerlo. ni uno solo plantea un proyecto de futuro para europa.

malatesta dijo...

Este artículo lo podría haber firmado Don Arturo, je, je.

XuanRata dijo...

¿No has tenido alguna vez la sensación de que el ciudadano permite todo esto para que los políticos le dejen en paz? Pensar que la democracia de partidos es la forma de gobierno que permite mantener a los políticos alejados de la vida pública y sobre todo de la privada tal vez sea una tontería que se me acaba de ocurrir. Pero supongo que todas las tonterías pueden tener algo de verdad.

ismo dijo...

A lo que dice Xuan, sí he tenido esa sensación, pero me parece una irresponsabilidad. Sería muy cómodo descargar solamente en una clase política corrupta los males de nuestro gobierno porque, al fin y al cabo, esos políticos han sido votados por la gente.

El sistema democrático que tenemos me decepciona en ambos sentidos: los políticos son de una calaña indeseable, pero los ciudadanos son incapaces de ejercer de tales de manera responsable, o eso creo yo por su pasividad ante comportamientos que hemos llegado a considerar pertinentes (ej: cada carguito tiene un cochecito) cuando son totalmente impertinentes.

En cualquier caso, no habría mejor camino para la indolencia que no votar. Lo que a mi me resulta curioso del ciudadano indolente español es que vota, o sea, que, al fin, está dispuesto a perdonar los vicios de estructura para que la opción política que le gusta no salga perjudicada. Es más importante que ganen el PSOE o el PP que limpiar de basura el patio, así que la basura sigue acumulándose.

Alberto dijo...

"el cargo me daría derecho a acudir a mi colegio electoral en coche oficial, o en un helicóptero guapo, con altavoces enganchados en los patines y Wagner a toda castaña"

Yo reivindico el derecho a entrar a cámara lenta y con la música de Armaggedon cuando baje del Falcon!

(porque es un transporte público ¿no?)

:D Un placer volver a comentar en tu blog

dregenwar dijo...

el otro dia emitieron un documental sobre las nuevas series americanas... ahora las productoras apuestan fuerte por un buen equipo de guionistas y un producto de calidad. y el exito ha sido rotundo.

todavia espero que la clase politica de ese paso de tomarnos en serio y dejen de tratarnos como si fueramos idiotas