CUMBRES

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Me gusta la cercanía de las cumbres; siempre, ante una, experimento el anhelo de la ascensión, aunque nunca subo. Esa mezcla de atracción y vértigo tan excitante vive sólo en los valles encajonados; un paso más abajo, la excitación se diluye, uno más arriba, el vértigo me consume. Aquí, entre aguas, vive entre la última fronda, arriba los prados de verano, las moles de piedra, los rebecos suicidas y los buitres.

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