22.5.08

VÍCTIMA Y DEMONIO

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Me quedo estupefacto cuando escucho a la prensa y al propio director de la DGT decir que los conductores que reclaman indemnizaciones a sus víctimas carecen de sensibilidad para saber ponerse en el lugar de las víctimas…

A ver ¿No será que los poderes públicos carecen de sensibilidad para ponerse en el lugar de las víctimas?

En el caso que hoy se ponía como ejemplo, un automovilista con su semáforo verde había atropellado a un niño que había cruzado la calle indebidamente y le había causado varias fracturas; como consecuencia del accidente, el coche sufrió daños por un total de unos 800 euros que el automovilista ahora reclama a los padres de la criatura.

Así el supuesto, yo diría que la víctima del accidente es el automovilista (la, en este caso), que es quien padece el perjuicio económico (y psicológico, puesto que cualquier atropello es traumático para el conductor) a pesar de haber respetado escrupulosamente la norma. El niño, en este caso, no es una víctima sino un infractor (sus padres lo son, como responsables legales), a pesar de que de la comisión de la infracción hayan resultado, también para él, consecuencias dañinas.

Si el director de la DGT y los medios de comunicación hablan de solidaridad con las “víctimas”, el propio director podría ser el primero en aplicarse el cuento, y dar los pasos necesarios para que el Estado se ocupe de indemnizar a la automovilista por los daños que su vehículo ha sufrido a causa del atropello. Al fin y al cabo, la automovilista respetó la norma, y se supone que el Estado existe, entre otras cosas, para proporcionar seguridad a los ciudadanos que cumplen las normas y garantizarles, cuando menos, que de la observancia de la norma (semáforo verde, paso libre) no resultará para ellos perjuicio alguno.

Si el Estado quiere liberar de responsabilidad a los infractores, es evidente que alguien deberá asumir la culpa: el Estado mismo, en lugar de cargarla en las espaldas del ciudadano cumplidor. Que el Estado pague la indemnización debida al conductor por el chico atropellado y que no tenga la poca vergüenza de pedir que sea la víctima la que asuma los gastos. Del tufillo a superioridad moral que desprenden las declaraciones ni hablo...

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