18.12.07

REINVENTARSE

Cuando hablamos de que alguien pueda cambiar o no, nos referimos evidentemente a que pueda cambiar aspectos sustanciales de su personalidad. Alguien puede cambiar de ideología política, y eso podría suponer un cambio importante pero ¿Es un cambio sustancial o la persona, a pesar de su cambio ideológico, sigue siendo sustancialmente la misma?

Así ¿Qué requisitos serían exigibles para un auténtico cambio? ¿Qué es necesario cambiar en uno mismo para poder considerar que uno ha cambiado? Según la respuesta que demos a estas preguntas, podremos considerar si el cambio es posible; hasta que no establezcamos qué consideramos cambio, difícilmente podremos establecer si éste es posible.

Las posibilidades de cambio son innumerables. Podemos, por ejemplo, pensar en un cambio que no parezca sustancial pero que acabe convirtiéndose en un rasgo esencial de nuestra personalidad, ya que los cambios se producen a veces de forma tan paulatina que es difícil determinar el momento en que comienzan a gestarse. Imaginemos por ejemplo a una pareja que se separa; ella le dice a él “Has cambiado”, él le responde “No, eres tú la que ha cambiado”… En realidad él ha cambiado, porque hace semanas que se ve con otra, y eso supone un cambio ¿O no? O, en realidad, él no ha cambiado y ella sí, pero él, que ha cambiado de pareja, y por influjo de ésta, acabará cambiando ¿O no? O sea ¿Qué es un cambio? ¿Cuándo nos encontramos ante algo que se pueda considerar un cambio sustancial? ¿Cómo se mide el cambio: en función de lo que yo perciba, de lo que otros perciban? ¿Es posible que alguien cambie pero que eso no tenga repercusiones sociales?

Naturalmente también podemos negar la posibilidad de que alguien se reinvente sustancialmente, lo que podría ser tanto como negar la posibilidad del ser humano de tomar decisiones libres (y pondría seriamente en entredicho, si no lo está ya, nuestro sistema penitenciario). Justificar dicha teoría, sin embargo, sería tan fácil como atribuir a la sustancia un carácter divino; el cambio de personalidad, entonces, sería cuestión de fe y cada cual, en función de su fe, sería libre de estimar que la sustancia existe o no, y que pueda cambiar o no. Desde esa perspectiva, sería fácil decir que es imposible que alguien cambie sustancialmente.

La hipótesis que defiende la posibilidad de cambios me parece más natural y adecuada. Al fin y al cabo, estamos acostumbrados a contemplar cambios constantes en todo lo que nos rodea y en nosotros mismos ¿No es razonable pensar que, entre esos cambios, se puedan producir algunos que nos afectan de manera esencial?

Y si aceptamos esa posibilidad ¿Qué problema hay en admitir que podamos operar cambios conscientes en nuestra personalidad?


Quizás, dentro de media hora, cuando encarne de nuevo y para siempre a ese ser odiado, sé que me pondré a llorar y a temblar en mi sillón, o que volveré a pasear de arriba abajo por esta habitación (mi último refugio en esta tierra) escuchando cada ruido en un paroxismo de miedo, pegando desesperadamente el oído a cualquier sonido de amenaza. ¿Morirá Hyde en el patíbulo? ¿encontrará, en el último instante, el valor de liberarse? Dios lo sabe, a mí no me importa. Esta es la hora de mi verdadera muerte. Lo que venga después pertenece a otro.


El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde

R.L. Stevenson

10 comentarios:

malatesta dijo...

Sea, aunque soy escéptico. Veamos a dónde te lleva ese cambio consciente de la personalidad.
Estaremos al tanto.

ismo dijo...

Jajaja... ¡Eh, que yo no he dicho tal cosa!¡No quiero acabar en el patíbulo como Hyde!

Bienvenido de nuevo

Alberto dijo...

Hola! muy bonito el barco, espero que tenga mejor suerte en su viaje inaugural que el Titanic.

Me alegra que hayas seguido mis consejos y mantengas el viejo buque en http://elbuqueoldedition.blogspot.com/

:D

Y el nick SI te lo has cambiado (bueno, solo has cambiado la I mayuscula en minuscula pero algo es) :p

Permiso para subir a bordo capitan

Alberto dijo...

Por cierto ajusta la zona horaria que esta 7 horas retrasado :p

ismo dijo...

Alberto, impresionante, muy observador. Yo mismo no me había dado cuenta de que he firmado con minúscula.

Y muy fino con lo de la hora también, pero ese es un guiño consciente. El viejo Buque duró 2 años y medio pero paso más de 2 o algo así fuera de franja horaria. Es una tradición, igual que el dibujo de la cabecera, rescatado para la ocasión.

Bienvenido.

dregenwar dijo...

muy chulo el dibu completo

pero a lo que iba: no creo que, en general , la gente cambie (o se reinvente). puede cambiar la percepcion que los demas tengan de nosotros mismos pero esa 'otra' persona ya estaba ahi ¿tan distintos son hyde y jekill? o solo es el modo de actuar lo que hace que parezcan personas distintas?
quiero decir, claro que alguien puede cambiar sus actos, su conducta,... pero se necesita de un gran impacto (revelacion divina... yo que se) para cambiar una persona interiormente.

pd. desde luego, la carcel si cambia a alguien... es para peor

ismo dijo...

Bienvenido, Dreg.

Y, bueno, no es usual que la gente cambie de manera sustancial, pero es posible. Yo estoy contigo en que el cambio no depende de la percepción que tengan los demás: ese cambio puede ser un engaño, pero es más difícil engañarse a uno mismo.

Dices también que para un gran cambio se necesita un gran impacto y, en eso, discrepo. El efecto bola de nieve. Un pequeño suceso que, al principio, no parece tener importancia, puede convertirse en el desencadenante de un gran cambio.

En definitiva todo depende de cómo apreciemos el cambio. Un tipo puede cambiar de religión, y eso puede no ser un gran cambio porque, en el fondo, no ha hecho más que cambiar una religiosidad por otra pero, con el tiempo, y según adecúe sus pautas de vida a la nueva doctrina, su personalidad puede cambiar rotundamente. No hablo de una revelación divina (aunque hable de religión) sino de un proceso gradual, que al principio parece insignificante pero que acaba teniendo un gran calado.

Alguien puede cambiar de religión, y que eso no sea importante, pero puede que de ese cambio se derive una distinta percepción de uno mismo, por ejemplo, que alguien piense de sí mismo que se ha vuelto más tolerante, o más misericordioso, o cualquier otra cosa que él considere una virtud.

Pensemos en otro ejemplo:

Los jóvenes cambian constantemente. Un chico puede suspender un examen y que eso le cause una gran frustración: a partir de ese momento piensa, excesivamente crítico consigo mismo, que es imbécil. Es evidente que la juventud es época de cambios, y cambios importantes.

Podemos decir que esos cambios no sirven para nuestra discusión, que debería circunsbribirse a personas que se supongan, por edad, más maduras... pero eso sería tanto como decir, también, que la madurez es algo así como la negación del cambio, que ser maduro significa, precisamente, no cambiar, y eso, aunque en cierto modo es cierto, es una suposición aventurada ¿Dejan de cambiar las personas cuando tienen una determinada edad, absolutamente?

Los cambios, a menudo, están en función del momento en que alguien se tenga que enfrentar a una situación determinada, definitiva, capaz de provocar un gran cambio en una personalidad. Luego la edad tendría poco que ver. Un niño que se convierte, por problemas familiares, en "tutor" de sus hermanos pequeños suele madurar rápidamente, en esos aspectos de su personalidad en los que ha tenido que enfrentarse a problemas que hubiesen sido propios de alguien más mayor.

áLEks! dijo...

Hablando de cambios...
Yo te recomiendo que hagas cambios en el diseño (sobretodo en los otros dos blogs de nuevo cuño) para que se parezcan lo menos posible a lo que te ofrece blogger y sean lo más personales posibles.
Te deseo viento a favor en estas nuevas aventuras, apreciado capitán.

ismo dijo...

Aleks, gracias por el consejo pero he estado peleándome con las plantillas (desesperante juego de azar para mí que no entiendo nada) y no parece que tenga la suerte que tuve cuando monté el buque. Ya veremos lo del aspecto.

áLEks! dijo...

Pues te animo a seguir investigando...
:-P