19.12.09

COMANCHES

Un simple cambio meteorológico puede abrir, en el nuestro, ventanas que se asoman a otros mundos, toboganes que nos abocan vertiginosamente hacia otra dimensión. Puedes viajar por una carretera nacional, por ejemplo, y encontrarte en el segundo siguiente siguiendo, entre la nieve recién caida, la pista de Josh Buchanan "El Carnicero". Entonces hace miles de años que dejaste atrás las farolas y el rastro monótono del asfalto, y sólo tienes memoria de las cosas que nunca te sucedieron: de las espuelas tintineando sobre el gélido silencio, de las huellas de un caballo herrado a la española, del confortable calor de un vivac al refugio de un árbol frondoso...

Un silencio del silencio, de repente, te saca de tu sueño. Vuelves al coche, al intermitente paso de la línea discontinua, y descubres en el arcén una señal de peligro que reza: comanches. Mejor andar despierto.



4 comentarios:

Anthony de Hentzau dijo...

Suerte en tu caza del "Carnicero"· Buchanan. ;)

En mi bosque frio hay señales que te avisan de que vienen los cosacos del zar, mientras una radio chirriante da noticias de la heroica resistencia de la fortaleza de Przemsyl entre vals y vals de Strauss.

¡Cuídese! Auf wiedersehen!

dregenwar dijo...

jajaja, que tendra la nieve que hasta unos puretas como nosotros se vuelven crios al verla

ismo dijo...

Cosacos, comanches, caballos y galopes, gritos de guerra, licor de cactus y vodka alrededor de la hoguera, mujeres de ojos rasgados, lobos aullando en la oscuridad, presentimientos, presencias mostradas y nunca descubiertas...

Cosacos, comanches, nieve. Aventura. Y como sólo los críos saben vivir la aventura, tendremos que volvernos críos ;)

XuanRata dijo...

Perdóname, no ando muy bien de geografía: ¿son las primeras estribaciones de las Rocosas, tal vez?
Debería nevar más y más a menudo, aunque solo fuera para que nos devuelvan los caballos.