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No quise comentarlo hace algunas semanas a riesgo de convertir este blog en un obituario. Esperaba poner entradas de por medio, pero no ha sido así, y ahora me siento incómodo por no haber recordado, en el momento de su fallecimiento, la figura y la música de Les Paul.
A muchos os sonará su nombre porque fue el inventor de la guitarra eléctrica de cuerpo macizo, o simplemente porque una de las guitarras más bonitas y mejor sonadas del mundo le lleva escrito (homenaje que le tributó la constructora, Gibson, hace años). Muchos, sin saberlo, habréis esperado una comunicación telefónica escuchándole: algún avispado relaciones públicas seguramente se dio cuenta de que su música resulta relajante en las esperas.
A sus noventa y tantos, consumido ya por la enfermedad, este simpático vejete seguía ofreciendo pequeños conciertos en garitos. Os dejo con su versión de How High the Moon, acompañado de su chica, Mary Ford, y ojalá hubiese encontrado la manera de colgaros algo de lo que hizo con Chet Atkins, canela pura.
O descolgad el teléfono, marcad el número de alguna de esas compañías que nunca responden. Esperad; sonarán tres timbres, o no sé cuántos, y una voz os pedirá que no colguéis hasta que los operadores estén libres, y luego las notas de una guitarra que parecen gotas de lluvia en una alberca. Y pensad entonces que la belleza recorre a veces un camino tortuoso para llegar a nosotros.
A su salud.
A muchos os sonará su nombre porque fue el inventor de la guitarra eléctrica de cuerpo macizo, o simplemente porque una de las guitarras más bonitas y mejor sonadas del mundo le lleva escrito (homenaje que le tributó la constructora, Gibson, hace años). Muchos, sin saberlo, habréis esperado una comunicación telefónica escuchándole: algún avispado relaciones públicas seguramente se dio cuenta de que su música resulta relajante en las esperas.
A sus noventa y tantos, consumido ya por la enfermedad, este simpático vejete seguía ofreciendo pequeños conciertos en garitos. Os dejo con su versión de How High the Moon, acompañado de su chica, Mary Ford, y ojalá hubiese encontrado la manera de colgaros algo de lo que hizo con Chet Atkins, canela pura.
O descolgad el teléfono, marcad el número de alguna de esas compañías que nunca responden. Esperad; sonarán tres timbres, o no sé cuántos, y una voz os pedirá que no colguéis hasta que los operadores estén libres, y luego las notas de una guitarra que parecen gotas de lluvia en una alberca. Y pensad entonces que la belleza recorre a veces un camino tortuoso para llegar a nosotros.
A su salud.
2 comentarios:
Creo que el bueno de Les Paul merece oidos mejor dispuestos que los que esperan la lidia con la telefonía. Por cierto, dónde quedó aquel hermoso oficio de telefonista...
yo tampoco le hice una entrada en el blog porque aquello parecia ya un obituario. ademas, tampoco conozco demasiado de el, tan solo que fue un pionero de la guitarra. en fin pilarin, que menudos meses llevamos asi que mejor me pongo a los whitesnake y empiezo a pensar en tias en bikini
salud
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