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Se dice que no hay mejor forma de ocultar algo que dejarlo ante la vista de todos, y eso es lo que han hecho en el Valle de Bohí con sus tesoros. En los tejados de sus pueblos se oxidan las monedas, apiladas allí como ennegrecidos tesoros de piratas. A cierta hora del día puedes verlos brillar, camuflados entre los bordes dorados de la fronda, bajo un sol oblicuo.
5 comentarios:
Jo macho, debes de estar de vacaciones, porque claramente te encuentras On the sunny side of the street, ja, ja, ja.
He pasado cuatro días en los Pirineos y todavía me dura la resaca. Sin tele, sin cobertura, sin masificación, sin calor nocturno,... La ciudad es una mierda ;)
¡Qué bien te ha hecho pisar natura! Procura no olvidarlo, igual vienes para aquí para el Norte a vivir :)
Me encantan esas monedas de tonalidad lapislázuli y agua.
Un abrazo
No estaría nada mal, la verdad, lo de vivir en el Norte. Creo que me gustaría, a pesar de que sólo lo conozco como turista.
Lo del buen rollo me llama la atención. Es evidente que estoy de buen rollo, todavía con el rumor de los riachuelos en la cabeza, pero me sorprende que sea llamativo en el blog. Creo que sólo se me nota la felicidad si me pongo poético; sin embargo os aseguro que también soy feliz en prosa.
Por cierto, Haideé: alguien me dijo en el viaje que soy "asertivo". Creo que por mi manera de no dejarme camelar por los peques, pero confieso que estos conceptos de psicología me llevan bastante perdido.
Y con esos tejados, ¡dices que que no tienes cobertura! No imagino otra mejor.
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