7.6.09

CRÓNICAS MARCIANAS

De entre los puñados de libros maravillosos que podría leer y releer durante varias vidas, ahora estoy con las "Crónicas Marcianas" de Ray Bradbury, y estoy en Marte.

Y es un portento estar en Marte, viajar a lomos de una narración a un mundo que no es sólo fantástico sino, a ciencia cierta, inexistente. Porque sabemos que la atmósfera de Marte no es respirable, y que no hay marcianos allí, y que no hay ríos subterráneos ni canales inundados, y, sin embargo, nos lo creemos cuando nos enfrascamos en las "Crónicas". Pasamos las páginas con científica condescendencia, y sucumbimos al poder evocador de la poesía.

Ahora miro el cielo estrellado y veo lo canales de vino verde, las arañas metálicas, las ciudades perdidas.


7 comentarios:

áLEks! dijo...

Sólo lo he leído una vez y hace bastantes años. Me gustó mucho.
Aunque recuerdo que, al principio, me íba costando, me parecía bastante aburrido a pesar de lo bien que escribe Bradbury pero la cosa va mejorando y el final me pareció grandioso.
Un clásico.

ismo dijo...

Es tremendamente gráfico; describe Marte alucinantemente bien. Las historias tienen sus altibajos, pero hay varias muy buenas y, en general, todas te meten en harina. Con cuatro pinceladas hace un libro estupendo, con un gancho especial, que rebosa poesía.

XuanRata dijo...

De su lectura me quedé con la sensación de que Marte estaba muy muy cerca. Sería un buen momento para volver a él.

XuanRata dijo...

Ah, por cierto, al hilo de lo que dices sobre el mundo fantástico y, a ciencia cierta, inexistente: toda ciencia es ficción y la de Bradbury es de las más ciertas.

ismo dijo...

Completamente de acuerdo: la ciencia es ficción. Más que nada porque finge saber lo que no sabe, claro.

Al mismo Bradbury le gustaba el término "fantástico", y eludía lo de "ciencia ficción".

dregenwar dijo...

fijaos en las pelis sci-fi de los cincuenta... todas tienen algo de ese libro

ismo dijo...

Fijo. En los ilustradores se palpa su presencia. En el mundillo del cómic abundan los homenajes, todavía hoy.

Y luego está su forma de describir lo yankee: los bugas, los jukebox, los bares de carretera, las casas de madera con porches,... Yo veo imágenes a lo Norman Rockwell. Y, qué tontería, pienso en Mark Olson.

Para mí es un referencia en la fantasía espacial y, a la vez, en el costumbrismo cincuentero yanqui.

Este tío es más que muy bueno.