13.8.08

EXPLICACIÓN

Explico a la concurrencia la última bronca. No es que Lanski se sienta ultrajado por mis opiniones sobre la esgrima; en realidad el enfado le viene de su blog. Yo comenté que el arte prehistórico me resulta semejante al arte infantil (sin ningún menosprecio para los cavernícolas, ni para los niños) y el me respondió que los “analistas” piensan que el arte rupestre cántabro y francés están en posesión de todos los recursos expresivos que luego utilizarían otros pintores (desde Velázquez hasta Bacon, supongo), y que los pintores modernos admiran el arte rupestre levantino.

Mi respuesta a Lanski fue que no iba a convencerme con argumentos de autoridad. A mí no me vale que alguien me diga que algo es verdad porque lo dice un “analista”, y me importa un pimiento lo que un artista moderno piense del arte rupestre. Para creer a un analista o un artista moderno yo tendría que pensar que su opinión vale más que la mía y, para convencerme de ello, tendría que hacer valer argumentos distintos que su supuesta superioridad.

Lo cierto es que los argumentos de los analistas, expertos y artistas metidos a críticos de arte resultan bastante vagos, y poco convincentes para quien no esté dispuesto a aceptarlos porque vienen de quien viene (es decir, de un analista –léase con ironía-).

Los analistas esos dicen que los cavernícolas estaban en posesión de “todos” los recursos expresivos que utilizó luego la pintura ¿A qué se refieren con lo de “recursos expresivos”? Bueno, ya sabemos: los artistas de las cavernas demostraban dominio de la perspectiva, del movimiento, del color… Aprovechaban las concavidades de la roca para crear perspectivas, más o menos de la misma manera que los niños aprovecharían las sumidades del soporte para situar en ellas los castillos y las depresiones alrededor para dibujar los fosos (porque obvia decir que a ningún niño le detendría la rugosidad de la pared que está dispuesto a ilustrar pero, más que eso, sacará provecho, como un hombre prehistórico, de las irregularidades del lienzo). Lo que no estaba en la mano de un cavernícola ni lo está en la de un niño es construir una perspectiva de varios kilómetros de fondo en veinte centímetros cuadrados de lienzo.

Se dice también que los artistas primitivos eran excepcionales por su conocimiento del modelo. Efectivamente dibujaban los bisontes con una precisión zoológica. Un niño también es capaz de dibujar con sorprendente precisión los objetos que conoce. Es cierto que un adulto cavernario gozaba de mejor pulso que cualquier niño con las facultades prensiles a medio desarrollar y con la fuerza justa en sus deditos para sujetar el lápiz recto, pero también lo es que los hombres de las cavernas tenían un repertorio de modelos tan escaso como el de un niño. Mi hija dibuja pelotas, casas, nubes, niños y niñas con manos, dedos, pestañas,…; los de las cavernas dibujaban gente, bisontes, ciervos, caballos, más bisontes… No dibujaban la hierba mecida por el viento, como han hecho después otros pintores mejor dotados técnicamente, no sabían captar con sus pigmentos los reflejos de la luz en el agua,… a pesar de que todos aquellos fenómenos eran también muy cercanos a su existencia de hombres cavernícolas ¿Por qué no los pintaron? Seguramente no les interesaban pero, en cualquier caso, no lo hicieron. Los cavernícolas estaban muy bien dotados técnicamente, sabían soplar la pintura o crear difuminos con los dedos, lo cual es admirable pero dista todavía mucho del dominio de recursos al alcance de pintores posteriores como Velázquez, Cranach o cualquiera del estilo… Por cierto, dejadle a un niño un buen repertorio de pigmentos: apuesto a que no aplica el color dos veces de la misma manera y a que la forma en que lo haga, tendrá su sentido, a poco que le permitamos experimentar un poco: aquí emplasto, aquí esparzo, allí soplo… Recordad el caso aquel de un niño que ganó un prestigioso concurso internacional de arte abstracto en el que el tribunal (de analistas, críticos y artistas metidos a juzgadores) alabó la "gran madurez" de la obra.

Puede parecer, a estas alturas, que yo tengo algo contra el arte rupestre, y no es así. Yo admiro el trabajo del artista de Altamira independientemente de lo que digan los analistas pero me parece una exageración andar proclamando que estaban en posesión de todos los recursos expresivos que vinieron después si con ello queremos significar que lo que hizo Velázquez ya lo habían hecho los artistas prehistóricos: sí y no. El de Altamira es un gran pintor pero es exagerado decir que la Capilla Sixtina debería llamarse la Cueva de Altamira del Renacimiento (a la inversa de cómo a algún analista se le ocurrió subtitular las famosas Cuevas, Capilla Sixtina del Arte Rupestre); es exagerado y absurdo. La pintura rupestre puede tener tanto que ver con Miguel Angel como con la de un niño, y tan poco que ver con una y otra como para configurar lo que un analista llamaría un estilo propio. Lejos de poner etiquetas, lo que yo aprecio es que cualquier niño puede aprovechar una superficie irregular para dibujar con sentido, como haría el cavernícola, pero Miguel Angel era capaz de coger un trozo de mármol y esculpir de una manera que no estaba al alcance de un artista rupestre ni de un niño. Era capaz de esculpir mal para que lo viésemos bien, y no me imagino a un hombre prehistórico capaz de hacer lo mismo, ni me imagino al Sr. Cazabisontes en plan Fidias; y no lo hizo, hubo que esperar a los griegos, a Miguel Angel. La deuda que Miguel Angel tuviese con los artistas cavernarios, con la tradición y con sus maestros es algo que dejo a los analistas.

Otro ejemplo que, a mi modo de ver, acerca a los cavernícolas y a los niños es la manía que tienen unos y otros de contornear los objetos que aparecen en sus pinturas. Para niños y cavernícolas, la silueta se define con la línea, no con un juego de luces y sombras y colores. Los hombres de las cavernas pintan muy bien los bisontes, dentro de la silueta de un bisonte ¿O es que los bisontes corrían por las praderas prehistóricas contorneados en negro? Claro que no. Contornear es una forma de esquematizar el dibujo, algo a lo que niños y cavernícolas son muy aficionados. Unos y otros son también muy aficionados al simbolismo, en aras del cual sacrifican a la realidad (que no al realismo). Se dice que los artistas prehistóricos eran muy hábiles recreando el movimiento, y lo eran, o esa impresión me dan a mí sus pinturas, pero un niño muy pequeño es ya capaz de recrear el movimiento, como hace cuando dibuja una fila de pájaros que señala hacia el lugar a donde van. Un pájaro solo no sabe a dónde va, una fila de pájaros simboliza el movimiento (y el primero, comprobadlo, será el más grande: ¡Toma ya dominio de la perspectiva!).

Realmente los dibujos de un niño tienen mucho que envidiar a los de un cavernícola, pero sólo porque el cavernícola es un adulto, con más experiencia y más entrenamiento que un niño y un pulso más hecho; ambos dominan ciertos aspectos de la perspectiva o del color, ambos nos pueden sorprender con su capacidad de observación… Los dos tienen lo que hay que tener para pintar pero sólo desarrollado en la medida de sus propias posibilidades o de sus propios gustos. El cavernícola demuestra una gran pericia, pero sería absurdo pensar que el niño no la puede adquirir porque ya tiene lo que hay que tener.

En mi opinión es fácil ver en una pintura rupestre lo que tiene de abstracto, de realista, de figurativo,… Me horroriza pensar que el realismo o la abstracción son compartimentos estancos. Los analistas fabrican esas etiquetas, crean un lenguaje que sólo ellos comprenden, y tienen la excusa perfecta para hacer luego sesudos análisis sobre lo realista que resulta un pintor abstracto o las conexiones de tal figurativo con la escuela expresionista lapona. Pajillas mentales, que se dice, igual que las que yo publico en este blog, sólo que con un sólido aparato institucional detrás: ese asqueroso mundo del arte que tiene poco que ver con el arte, engreído, engañoso y pesadamente conceptual. Quítale a uno de esos memos todos sus conceptos y será incapaz de mirar un cuadro, porque le importa una mierda la impresión (la alegría) que le produzca y sólo estará pendiente de lo que ve si puede pensar que “da un paso más allá” o que, de alguna manera, pueda compararse con el hiperrealismo de las islas Tonga. Esa clase de tipos todavía no se ha enterado de que la realidad de la pintura es mucho más rica que la que describen los libros, libre la realidad de los corsés tejidos por los pedantes.

El arte prehistórico es maravilloso en sí mismo, y no porque se parezca al de un niño o al del mismo Da Vinci: es adulto, infantil, abstracto, simbolista, realista, expresionista y cualquier otra etiqueta que le queramos atribuir… siempre que no creamos que esa etiqueta que hemos decidido ponerle no podría ser sustituida por otra. Si queremos buscar diferencias, poner etiquetas, pongamos a los artistas sus propios nombres, que es la única clasificación posible, porque los artistas son artistas antes que movimientos culturales y lo son, desde luego, antes de que a un analista con mucho tiempo libre se le haya ocurrido que Leonardo y Miguel Angel van juntos y eso se llama Renacimiento… Seguramente se calentó mucho la sesera para llegar a esa conclusión. Bravo, nadie lo hubiese imaginado.


Pd.- Alberto, por favor, si lees esto, pásame la tila.

8 comentarios:

malatesta dijo...

Normalmente paso de estas cosas, pero hoy estaba aburrido y me he leído ambas réplicas y contrarréplicas.
Sobre el fondo te podré dar mi opinión un día de estos si quieres. Ahora no, porque nadie me ha dado vela.
Una cosa sí te diré, por simple curiosidad: creo la mecha del calentón la ha tenido la culpa una simple confusión entre el tú y el usted.
Tú escribiste: "tener la suya como opinión autorizada", refiriéndote creo a la de los artistas, y él entendió que te referías a la de él.
Cosas del lenguaje escrito, como casi siempre. No le des más vueltas y a otra cosa mariposa.

ismo dijo...

No había caído en eso. No sé por qué pudo pensar así porque yo no le trataba de Ud. pero puede que tengas razón. En todo caso, hoy me ha hecho un psicoanálisis, y yo acabo de publicar mi propia visión del asunto.

Sobre el fondo, si te refieres al arte rupestre o la esgrima, puedes dar tu opinión ahora mismo. Te he dado vela, vengo dándotela hace años.
Admiro tu prudencia si no deseas hacerlo (pero no te me subas a la parra, que no pienso imaginar que seas mi padre ;)
Y eso, a otra cosa.

Lansky dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ismo dijo...

La basura de Lanski la borro directamente.

Marta dijo...

mare de deu...la que se ha liado! y también a mi me ha picado la curiosidad por documentarme y meterme el blog del tal Lansky para enterarme de algo.

Recuerdo que una vez salio en la tele un tío que hacía marcos para cuadros y fotos con excrementos de vaca...¿que pensarán de esto los analistas? ¿Será un iluminado??

ismo dijo...

Uf, los analistas... No sé qué dirán ellos. Yo puedo decir que todas esas vanguardias no me interesan en lo más mínimo, por lo general, pero no puedo categorizar. Barceló (Miquel) hace muchas de esas porquerías conceptuales que me parecen una tomadura de pelo pero, por otro lado, hace también cosas que me parecen gloriosas... lo cual me desconcierta.

El blog de Lanski, broncas aparte, tiene información interesante sobre algunos temas de medio ambiente, que sé que te interesan, así que quizá te guste... Me ha costado decir esto pero justo es que lo reconozca. Una cosa es ponerlo a parir si pretende pasar por mi padre o tomarme el pelo en una discusión, y otra no reconocerle algún mérito ;). De hecho, si él ya no está aquí es, en primer término, porque él quiso aunque, tras lo llovido, sea yo el que no desee tenerle cerca.

ismo dijo...

Por cierto, Marta, el que te recomiendo encarecidamente es el blog de Xuanrata. Hace unas fotografías maravillosas.

XuanRata dijo...

Yo creo que sí que hay algo que une al artista prehistórico con el moderno, aunque ese algo desde luego que no tiene nada que ver con la técnica, y sí con la necesidad de acercarse al lienzo-roca y con el placer experimentado al alejarse, circunstancias ambas que van más allá de la pintura y que tienen que ver tal vez con ese defectillo que un buen día hizo que nuestro cerebro empezara a crecer de forma anormal.