11.6.08

HUELGA

El derecho laboral pretende regular la relación entre dos sujetos que están en una posición jurídica desigual. Mientras el derecho civil organiza relaciones entre partes iguales, el derecho del trabajo tiene la obligación de organizar la relación entre una parte fuerte (la empresa) y otra débil (el trabajador) de manera que se atenúen esas diferencias; con el derecho del trabajo, se igualan las posiciones de los sujetos intervinientes en la relación laboral.

La huelga es una de la armas que proporciona el derecho a los trabajadores insatisfechos para hacer valer sus intereses. Es un derecho de los trabajadores, irrenunciable como otros derechos laborales, que les pertenece exclusivamente y que pretende, como otros, favorecer jurídicamente a quienes se considera materialmente en una posición de inferioridad.

Los piquetes informativos son herramientas de conflicto. También pretenden preservar la igualdad de las relaciones laborales. Ante la consideración de que el empresario cuenta con elementos de coacción que convenzan a los trabajadores para no acudir a una convocatoria de huelga, los trabajadores cuentan con el derecho de formar piquetes que informen a los trabajadores verdaderamente de las causas del paro y de sus consecuencias. Evidentemente la acción de estos piquetes pretende nivelar las armas de empresarios y trabajadores a la hora de perjudicar o favorecer la huelga pero, a diferencia del paro en sí (la huelga consiste en una cesación del trabajo), la acción de los piquetes va directamente dirigida contra los trabajadores, en este caso los no huelguistas.

Lo de los piquetes informativos se convierte así, a mi parecer, en una curiosa contradicción en ese mundo del derecho laboral tan dedicado a reestablecer equilibrios: para convencer a alguien que es mi igual puedo emplear una fuerza exorbitante, pues presupongo que ese igual está sometido a la influencia del poderoso… De ahí resulta el eufemismo de considerar que cuando un grupo de 5 personas informa a 1 trabajador de la conveniencia de secundar la huelga realmente están informando al trabajador de una forma conforme a derecho, es decir, sin que medie coacción. Sólo el hecho de que pensemos que la acción de los 5 va dirigida contra el empresario, y no contra el trabajador no huelguista, confiere sentido a la necesidad de contar con todo un piquete para informar de algo (como si se tratase de un grupo de expertos internacionales en cambio climático) porque, de otra manera, cualquier alma sensible podrá percibir que ser informado por 5 resulta bastante más intimidatorio que serlo sólo por 1.

El diseño de los piquetes informativos resulta muy poco respetuoso con la libertad de los trabajadores no huelguistas. Presupone, en cierto modo, que el no huelguista es un individuo sin demasiado raciocinio al que hay que informar con especial celo de lo que le conviene, o bien presupone que es un tipo que sigue escrupulosamente los dictados de la empresa y se merece, por tanto, toda la coacción que le caiga encima... y hasta un par de hostias.

Así, nuestro derecho del trabajo, en materia de piquetes, está concebido para las relaciones laborales del siglo XIX, cuando el acceso de los trabajadores a la información era limitado y los obreros, desprovistos de mecanismos jurídicos de protección (desprovistos de derechos, en realidad, pues tan sólo existía una proclamación formal de los mismos), no tenían otra salida que la reivindicación violenta. Pretender, en pleno siglo XXI, que la acción de los piquetes cumple algún papel informativo diferente de la pura y simple coacción es casi una majadería. La ley admite la presencia de piquetes informativos, que carecen de sentido en la sociedad de la información y, por tanto, rápidamente se convierten en piquetes intimidatorios, o grupos de trabajadores que coaccionan a otros que mantienen una visión de las relaciones laborales distinta de la suya o que, simplemente, tienen otras prioridades incompatibles con el seguimiento de la huelga.

No es pues extraño, desgraciadamente, que sucedan cosas como la muerte de un trabajador de un piquete atropellado por otro trabajador más agobiado por su propia vida que por los intereses laborales de un colectivo determinado.

La actual huelga de transportes, por añadidura, está sobrepasando todos los límites que garantizan la legalidad de una huelga. Las huelgas tienen evidentemente una finalidad coactiva, lícita, cual es la de interrumpir el trabajo en la empresa o sector en que tengan lugar; pueden causar a la empresa cuantos perjuicios resulten de esa interrupción pero no otros y, desde luego, no otros a la ciudadanía (las huelgas que afectan a servicios públicos frecuentemente tienen asignados unos servicios mínimos esenciales). Así, en el caso de los transportistas, es lícito que dejen de transportar mercancías, pero no que lo hagan lentamente con la intención de entorpecer el tráfico, ni que corten carreteras, ni que organicen algaradas, ni que informen de forma intimidatoria a los demás de cuáles son sus reivindicaciones.

Después de los que acabo de escribir, esta noticia es bien recibida.

2 comentarios:

malatesta dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo, punto por punto. El derecho de uno acaba donde empieza el del otro, y el llamar "informativos" a los piquetes en España no pasa de ser un eufemismo. En mi anterior empresa colocaban barreras en las puertas directamente y ya está. Sin ambajes.
El caso de los servicios públicos es sangrante. En Cádiz todos los carnavales hay huelga de autobuses, y algunas veces, de basureros. Me parece muy bien que luchen por sus derechos, ¿pero siempre a costa de perjudicar al prójimo cuando más duele?

Carlos Martinez dijo...

No si a mi también me fastidian las huelgas de los otros. O sea que el razonamiento es perfecto.
Pero ¿y desde el lado del huelguista?Evidentemente una huelga que no fastidie no sirve para nada.
Y así nos luce el pelo.
Universitarios haciendo horas gratis en categorias inferiores, horas extras gratis, abusos de todas partes con contratos basura, despido libre, sindicatillos inexistentes, y huelguillas sinsustancia. Encima en Europa quieren que no nos jubilemos y mas horas a la semana.

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